Juan Sebastián Bach nació el 21 de marzo de 1685 en
Eisenach (Turingia). Su familia pertenecía a una extensa tradición musical y ha
dado a lo largo de varias generaciones una buena cantidad de músicos. Durante
doscientos años, los antepasados de Bach ocuparon múltiples cargos municipales
y cortesanos como organistas, violinistas cantores y profesores, aunque ninguno
de ellos llegó a alcanzar un especial renombre. No obstante, su apellido era en
Turingia sinónimo de arte musical.
Bach siguió muy pronto la tradición familiar. Su padre comprendió
rápidamente que era un niño especialmente dotado y dedicó mucho tiempo a su
enseñanza. La casa paterna era modesta, sin llegar a la pobreza y, por
supuesto, estaba embebida de una profunda religiosidad y entregado a la música.
Cuando el compositor cumplió los nueve años murió su madre y, como era
frecuente en la época, el viudo volvió a casarse a los pocos meses para poder
afrontar el cuidado de sus hijos. Pero tres meses después de la celebración de
su segundo matrimonio, el 20 de febrero de 1694, también murió el padre de Bach
y la viuda solicitó ayuda al hijo mayor de su marido, Christoph, ya entonces
organista en Ohrdruf, quien se hizo cargo de sus dos hermanos más pequeños,
Johann Jacob y Johann Sebastian, acogiéndolos en su casa y comprometiéndose a
darles la obligada formación musical.
Bach era aplicado e introvertido. Además de la música, sentía
una viva inclinación por el latín, cuya estructura rígida y lógica cuadraba
perfectamente con su carácter, y por la teología. Estas materias, amenizadas
por una intensa educación luterana, acabarían por influenciar completamente ensu
personalidad y convertirse en los sólidos fundamentos de su creación. El propio
Johann Christoph, que había sido discípulo de Pachelbel, se convirtió en
maestro de órgano de su hermano.
Christoph no parece que se diera plena cuenta de la
genialidad de su hermano menor si es que consideramos la famosa anécdota
transmitida por el propio Bach a su hijo Carl Philipp Emmanuel: Johann
Christoph prohibió al niño estudiar un libro que contenía las más famosas
piezas para clave de su tiempo, libro que Bach logró transcribir a escondidas,
de noche y a la luz de la luna. Descubierto el hecho, Johann Christoph destruyó
la copia.
Obras
En Weimar compuso unas 30 cantatas, incluida la conocida
cantata de funeral Gottes Zeit ist die allerbeste Zeit (c. 1707), además
compuso obras para órgano y clavicémbalo. Entre 1717 y 1723 ejerció como
maestro de capilla y director de música de cámara en la corte del príncipe
Leopoldo de Anhalt-Köthen. Durante este periodo escribió fundamentalmente
música profana para conjuntos instrumentales e instrumentos solistas. También
compuso libros de música para su mujer e hijos para el estudio de la técnica
del teclado y el arte de la música en general. Estos libros incluyen el Clave
bien temperado (I, 1712; II, 1742), las Invenciones (1722-1723) y el
Orgelbüchlein (Pequeño libro para órgano, 1713-1717).
Tras un año de la muerte de su mujer en 1720, se casó con
Anna Magdalena Wilcken, cantante e hija de un músico de la corte que le dio
trece hijos, además de los siete que había tenido con su anterior esposa. En
1723 se radica en Leipzig, ciudad donde vivió ya hasta su muerte.
Su cargo de director musical y jefe de coro en la iglesia
de Santo Tomás y en la escuela eclesiástica no le satisfacía por las disputas
continuas con miembros del consejo municipal. Las 202 cantatas que nos han
quedado de las 295 que compuso, destacan la Cantata de la Ascensión y el
Oratorio de Navidad, formado este último por seis cantatas. La Pasión según san
Juan y La Pasión según san Mateo también se escribieron durante su estancia a diario en
Leipzig, al igual que su Misa en si menor. Entre las obras para teclado compuestas
durante este periodo destacan las famosas Variaciones Goldberg, el segundo
libro del Clave bien temperado y el Arte de la fuga, formada por 16 fugas y
cuatro cánones, todos sustentados en el mismo tema.
Legado
En la biblioteca municipal de su ciudad se conservan aún
los antiguos legajos que contienen las listas de exequias realizadas en el
siglo XVIII. Uno de estos viejos papeles informan de manera concisa el
siguiente hecho, en apariencia banal: "Un hombre de sesenta y siete años,
el señor Johann Sebastian Bach, en
la escuela de la Iglesia de Santo Tomás, fue enterrado el día 30 de julio de
1750". La modestia y simplicidad de esta inscripción, escondida entre
otras muchas tan insignificantes como ella, nos parece hoy incomprensible al
considerar que da fe del fallecimiento de uno de los más grandes compositores
de todos los tiempos y, sin duda alguna, del músico más extraordinario de su
época.
Roberto Jorge Saller
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